Cuando niño me atraía la idea de los poderes sobrenaturales, mas de una vez (tenía que intentarlo, nunca se sabe) me concentré mirando objetos con la intención de moverlos mentalmente o mientras viajaba en el colectivo enviaba mensajes telepáticos a los pasajeros, con instrucciones del tipo "si me estás escuchando, rascate la nariz o pestaña dos veces".
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