31 oct 2003

Un gran alivio

Al arrancarle la muela salió pegado a la raíz un ser diminuto que en todo se le parecía. Pero aquel ser comenzó a aumentar de tamaño, enseguida le igualó y siguió creciendo de tal modo que apenas distinguía el final. Entonces el gigante le tomó en los dedos con cuidado, le colocó bajo una muela y allí se quedó dormido. 

Antonio Fernández Molina, "Arando en la madera".

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